Surface, la tableta de Microsoft

Entre misterio y especulaciones se presentó finalmente uno de los lanzamientos más ambiciosos de Microsoft en los últimos años. Se trata de la primera tableta que fabrica la firma norteamericana, con la que espera competir con Apple. De hecho, es la primera línea de ordenadores portátiles que Microsoft fabrica directamente. Y es que en las últimas décadas, la empresa creada por Bill Gates se convirtió en una firma puntera gracias a su software. Windows conquistó el mercado de sistemas operativos. Su liderazgo se ha ido ampliando con las sucesivas nuevas versiones, aunque siempre mirando de reojo a Apple.

Al margen de la Xbox, es la primera vez que Microsoft se lanza a la fabricación de hardware. El mercado avanza sin freno y no han querido quedarse atrás. Aunque los riesgos pueden ser amplios. Esta irrupción en el sector de las tabletas puede ‘molestar’ a alguna de sus competidoras que, como contrapartida, podrían abandonar el Windows como sistema operativo. Tan solo es una especulación por parte de los expertos en el sector, pero es evidente que el desembarco de Microsoft en el pujante mercante de las tabletas tendrá sus consecuencias. Para bien o para mal.

Sea como sea, todavía no ha salido al mercado. La Surface tan solo se ha presentado ante los medios, aunque se prevé que en otoño esté en las tiendas. ¿Novedades? Incorpora un teclado táctil oculto dentro del dispositivo. El Touch Cover permitirá a sus usuarios disponer de un teclado clásico en su tableta. Puede que sea una buena noticia para los consumidores de este tipo de aparatos que sigan echando de menos la posibilidad de escribir al ‘estilo clásico’.

La Surface llevará Windows 8. Se trata de la última versión del sistema operativo estrella de Microsoft. La versión básica de esta tableta contará con 32 y 68 gygabites de capacidad. Se estima que su precio ronde los 400 euros, en la línea del iPad. Y es que, aunque no se que ha querido presentar así, no cabe duda de que la Surface luchará con la tableta de Apple por abrirse hueco en el mercado.

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