Hacerse millonario con una Startup
Ese es el objetivo de muchos jóvenes emprendedores que buscan el nuevo dorado, especialmente en el mundo de las nuevas tecnologías e internet.
El concepto de Startup viene asociado al de una empresa joven, con un alto componente tecnológico, un alto grado de innovación y unas necesidades de capital inicial limitadas, y que en el caso de prosperar garantiza una muy alta rentabilidad.
Esta definición ideal de Startup, que cada vez con más frecuencia inunda las publicaciones empresariales y los periódicos de información general, está directamente asociada al sueño americano. Crear de la nada una de estas empresas es el objetivo de muchos emprendedores jóvenes y no tan jóvenes que, influidos por el éxito de muchas Startup de origen anglosajón, esperan conseguir el éxito y el reconocimiento desarrollando una idea innovadora generalmente con base tecnológica.
Pero el final de muchos de estos emprendimientos no es ni mucho menos el esperado. Un muy alto porcentaje de los proyectos iniciados se quedan en el camino y con ellos el trabajo y la ilusión y, claro está, también el capital de muchos emprendedores.
Esto nos obliga a ser realistas y, sin quitar a nadie que esté pensando iniciar su startup las ganas de hacerlo, todo lo contrario, si nos vemos obligados a advertir de los riesgos y a tratar el tema teniendo los pies en la tierra. Hay que procurar abstraerse de la atracción de los mitos asociados a las Startup. Todo el mundo quiere convertirse en el nuevo Mark Zuckerberg y salir de la universidad con un buen puñado de billetes en el bolsillo, verdad?
es conveniente no lanzarse a crear un empresa sin un análisis concienzudo del mercado y nuestra situación financiera. El éxito no está ni mucho menos garantizado y hay que estar mínimamente preparado en el caso de que ni siquiera lleguemos a recuperar la inversión realizada.
Las buenas ideas, por sí solas, no suponen éxito. Para ponerlas en práctica se requiere mucho trabajo, análisis de mercados, promoción, socios serios, etc. En suma, saber modelar la idea para que se transforme en un negocio rentqable.
Por lo tanto, antes de pensar en los millones, los deportivos y las portadas en los periódicos, conviene saber que habrá que trabajar mucho y duro para conseguir nuestro propósito y, no conviene olvidarlo, estar preparado para un posible fracaso.